Recientemente me dediqué a conseguir todas las películas de Hayao Miyazaki,(un director japonés que quizá la mayoría de los que usualmente leen mi blog deben conocer), Debo decir que no fue sencillo y no mencionaré las maneras en que las conseguí, lo importante es que se logró. Normalmente cuando me obsesiono con algo me obsesiono en serio, quiero decir que busco a fondo acerca del tema o personas y me especializo un poco en ellos, los que me conocen lo saben. Siempre que publico acerca de una película en este blog es porque esta causa a parte de un interés una reacción muy positiva en mí, no me gusta escribir acerca de las cosas que no me gustan... en fin, las películas de Hayao Miyazaki no son una excepción, una por una ha llevado a que mi mente y mi corazón experimente cosas que nunca había imaginado y tal vez eran muy necesarias conocer. La primera película que vi, según mi papá es El Viaje de Chihiro, pero sinceramente había sido mucho tiempo atrás y no recordaba nada más que una escena, en cambio para mí la primera película de Miyazaki que ví fue El Castillo Vagabundo, la ví por primera vez hace ya 3 años creo, o un poquito más, estaba en secundaria y naturalmente no me interesaba mucho en cosas que no fueran estar con mis amigos y divertirme. Mi papá me llevó la película a mi casa, seminueva de Blockbuster, después de 2 horas algo en mi mundo había cambiado pero no sabía qué. Me gustó mucho la película pero al cabo de unos meses la presté a alguien y la perdí. Hasta hace 2 meses la conseguí de nuevo, en un bendito Mixup de la ciudad de México, la volví a ver y aquello que había cambiado dentro de mí, se fugó de nuevo por mis venas, película tras película, no podía creer lo que veía y escuchaba y comencé a dudar de mi mundo y mis pensamientos. Las películas de Hayao Miyazaki han sido el mayor escape que he tenido en mi adolescencia, es impresionante como algo tan simple o tan elaborado, como quieran verlo, puede hacerte sentir tan parte de otros y más importante aún hacerte sentir parte de ti mismo.
No hay figuras ni colores imposibles, ni palabras ni nombres desconocidos, gracias a Miyazaki he descubierto eso, sólo hay que esperar y al mismo tiempo buscar en los árboles más altos, en las montañas, en un portal desconocido, en un muñeco viejo o en el cielo,en un puerco, en un monstruo, en un lobo, en un gato, en una jóven que confecciona sombreros, no importa dónde, encontrarás algo maravilloso, siempre y cuando tengas el respeto y la capacidad de asombro por las cosas más pequeñas del mundo.
GRACIAS
L.O.V.E
