No encuentro las palabras exactas para explicar lo que sentí al ver Vals con Bashir. Estaba en casa de mi papá y bueno, como la economía no ayuda mucho mi papá y yo no pudimos ir al cine, entonces me fui a buscar una de las tantas películas y recordé que habíamos comprado Vals con Bashir. La primera escena de los 26 perros, me encantó, siempre me han fascinado los perros de la calle, bueno en general todo lo que venga de la calle, las ratas de las calles, los coches viejos en las calles obscuras, los chicos de las calles, los perros, los gatos, de verdad me apasionan, desde el primer momento me atrapó, pero hubo un momento en el que me sentí total y completamente bien, la escena en la que un hombre dispara y al mismo tiempo está bailando un vals, me volvió loca, no podía ni levantarme del sillón, estaba recostada sobre un enorme cojín y sentía como si el cojín fuera una nube, como el cielo y me sentí tranquila y segura, muy pocas películas pueden llegar a hacernos sentir dentro de ellas, tan cercanos y a la vez tan lejanos. George Sadoul dice en su libro las maravillas del cine... "El cine puede llevar a un hombre que nunca ha salido de su aldea, a conocer el mundo entero".
